Homenaje a una pasión que se tradujo en cuerdas y diapasones
 

Japón es el principal importador; pero sus guitarras están en todo el mundo.

San Fernando reconoció su trayectoria - El maestro luthier sigue trabajando - Su hijo Fernando continúa la tradición de la casa y expande el mercado.

El viernes último, la Asociación Histórico Cultural San Fernando Tradicional agasajó en el Ateneo Esteban Echeverría a uno de sus más representativos vecinos, el luthier internacional José Yacopi.

Un día antes, La Nación conversó con este hombre brillante, de 88 años, que con estupendo humor repasó su vida y habló de su pasión por hacer guitarras.

“Esto es ahora mi trabajo; supervisar, buscar la exactitud. Si bien nada es absolutamente perfecto lo importante es acercarse lo mas posible”, dijo el maestro Yacopi, mientras medía y volvía a medir cada parte del nuevo instrumento. “Pensar que hay muchos pícaros que para vender; por que no tienen nuestras guitarras, dicen que la casa Yacopi no trabaja más.”, acotó su hijo Fernando, el próximo luthier de la dinastía que comenzó su abuelo.

“Mi padre era italiano, vino de joven, por 1890, y ya sabía hacer instrumentos –comenzó a relatar José Yacopi-. Mi madre era Argentina, descendiente de vascos; cuando se casaron fueron a España, luego volvieron, y hace 54 años que aterrizamos acá en San Fernando.”

“Trabajaba con mi padre y daba clases como profesor de guitarra –continuó-, pero mi obsesión era buscar clientela. En 1951, cuando todavía no éramos nadie teníamos que ir constantemente a la Capital, entonces puse una oficina en Rivadavia y Salta, fue una salida directa al publico. Hice una gran siembra y comencé a saborear mi futuro. Trabajé mucho, pero sin darme cuenta, por que para mí era como un hobby”, afirmó Yacopi.

Luego, muerto su padre, trabajó solo: “Fueron 10 años; mi afán era mejorar. Si hacía una guitarra y le introducía diferencias. Lo apuntaba en una libreta, si era malo lo desechaba y tomaba otro camino. Después de ocho años de pruebas logré un punto óptimo que me conformaba, empezaba a emparejarme con los capos, los grandes luthiers del siglo pasado. Allí los tengo a todos en una lista”, acotó apuntando una pared.

Después llegaron los frutos, con ellos los viajes a Europa y a otros lugares del mundo: “Siempre ofreciendo mis guitarras –dijo, con ademán de haber resultado para muchos un poco pesado-. Una noche, por que me gustaba mucho la noche de París, fui a un Cabaret; tocaba Oscar Alemán y su conjunto, pensé que eran cubanos. El hacía lo que quería con la guitarra y cuando dejó de tocar vino al bar. Le pregunte si era cubano, como lo veía oscuro, y me aclaró que era argentino. Nos veíamos con frecuencia, era un tipo muy simpático. Yo volví, pero a él le costó; cuando estallo la Gran Guerra los alemanes no lo dejaban salir. Cuando lo logró, vino a visitarme a mi negocio”.

Yacopi siguió desgranando recuerdos de los grandes como Hugo Del Carril, Cacho Tirao o Ariel Ramírez. En uno de los tantos recortes pegados en las paredes del taller, donde se ve a los famosos y los no tanto tocando con sus guitarras, se observa la tapa de un CD donde Eric Clapton pulsa una criolla: “La pagó cuatro veces mas de lo que le costo a nuestra cliente –confió su hijo Fernando, y agregó- Cuando ella volvió de su viaje nos contó que en el hall del hotel un hombre le pidió si podía ver su guitarra, le dijo que sí y enseguida empezó el tironeo: que se la compro, que no la vendo...finalmente el hombre, que era Clapton, se la llevó”.

De estudio, de medio concierto, de concierto; comunes o con 10 cuerdas; de las mejores maderas importadas de jacarandá, pino, ébano o caoba, cada una de estas guitarras tiene un exclusivo trabajo artesanal. Las que se exportan tienen 150 horas de trabajo. Japón, aunque el mercado se expande a otros países, importa entre 10 y 12 guitarras de primera calidad varias veces por año.

Los Yacopi hacen entre 15 y 20 instrumentos de estudio por mes, pero “cuando elaboramos para exportar no podemos hacer otra cosa, hay que tener en cuenta que la humedad es clave en este trabajo”, explicó Fernando.

San Ginés 759 es el único lugar donde se conciben y de donde salen estos tesoros del sonido a los que José Yacopi, su familia y los artesanos que allí trabajan dedican su vida.

Silvia Suárez Arocena

Nota publicada en el diario LA NACION (Argentina) el 22/05/2004

Guitarras Clásicas de Concierto, José Yacopi - Luthier, Guitarras Criollas, Guitarras Españolas

San Gines 759 (1646) San Fernando - Buenos Aires -Argentina
Tel.: 4744-4304 - Whatsapp 153-920-0700 - jyfyacopi@yacopi.com.ar